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Su vida es un testimonio conmovedor de amor, solidaridad y el precioso regalo de una segunda oportunidad.
Por: Emilio Gutiérrez Yance
En el 2018, un episodio aparentemente común en un gimnasio de Cartagena de Indias, desató una cadena de eventos que transformó la vida de Swanny Luz Ramos García, una intrépida enfermera de 45 años, en una historia de lucha, fe y renacimiento. Aquel dolor de cabeza repentino no fue simplemente un malestar pasajero; fue un campanazo de alerta y el inicio de una feroz batalla contra una deficiencia renal que la sumergió en la penumbra de la enfermedad.
Hace exactamente cuatro años, el diagnóstico de una enfermedad renal irreversible catapultó a Swanny a un viaje lleno de incertidumbres, tratamientos de dialización y la incansable búsqueda de un donante funcional. A pesar de enfrentarse al escepticismo de algunos profesionales de la salud, la determinación de Swanny y el apoyo inquebrantable de su familia se convirtieron en faro en medio de la tormenta, guiándola hacia una segunda oportunidad de vida.
El camino hacia el trasplante no estuvo exento de desafíos. La oferta inicial de su hermana como donante se vio frustrada por la falta de compatibilidad. Después de un año y tres meses de angustiosa espera, una llamada telefónica anunció el precioso regalo de un donante compatible, una mujer generosa cuya identidad permanece en el anonimato pero de la que está eternamente agradecida.
El 26 de agosto de 2018, Swanny recibió el regalo de la vida: un nuevo riñón que cambió su destino. Sin embargo, su recuperación no fue solo física; también tuvo que enfrentar la pandemia de Covid-19, cuidando de sí misma y de su hijo. La tragedia golpeó con fuerza un año después, cuando su madre sucumbió a un cáncer de estómago, una pérdida atribuida al estrés que la vida le impuso.
A pesar de las adversidades, la fe de Swanny, permanece inquebrantable. Su vida, ahora “normal”, refleja el milagro que experimentó. A través de una dieta saludable y visitas regulares al nefrólogo, la intrépida enfermera abraza cada día con gratitud, recordándonos que la fe puede ser un faro en la oscuridad y que siempre existe una salida.
Swanny se convierte en un símbolo viviente de la capacidad que tiene cada individuo para regalar vida. Su historia no es solo un relato de resiliencia, sino también un llamado urgente a la solidaridad. Con la conciencia plena de la importancia de los donantes.
Su experiencia nos recuerda que cada persona tiene el potencial de salvar múltiples vidas mediante la donación de órganos. En un mundo lleno de desafíos, Swanny nos invita a mantener la fe y a enfrentar la adversidad con valentía, recordándonos que siempre hay esperanza y soluciones para aquellos que necesitan un trasplante. Su vida es un testimonio de amor, solidaridad y el precioso regalo de una segunda oportunidad.