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3 agosto 2020
Por: Elías Barrios Tous, Comunicador Social – Periodista
En un contexto en el que se hacen señalamientos generalizados sobre instituciones, se siguen cerrando hoteles y establecimientos en la ciudad, se abren investigaciones a concejales que supuestamente eligieron a alguien que conocían sin saberlo y que estaba inhabilitado, que nos atemoriza la creciente inseguridad, en el que dicen que Cartagena ha superado el momento más crítico de la pandemia pero las cifras de contagios siguen altas, que buscan reactivar más sectores, que vivimos unos prolongados cortes de luz en cuarentena, entre otros factores o situaciones; hay un asunto que, por diferentes razones, obliga a actuar rápidamente, como es la problemática de El Laguito.
Solo varios días después de que se alzaron voces de alerta, principalmente de los vecinos del sector, por la situación ambiental que venía presentando el cuerpo de agua, evidenciada por los olores fétidos y la mortandad de peces, el mandatario distrital toma la decisión el 17 de julio de declarar la Calamidad Pública a través del Decreto 0743 del 2020, lo que deja en el ambiente un aroma a improvisación, constante en esta Administración, y al parecer un problema de comunicación con el equipo de trabajo de asesores encabezado por el EPA, quienes conocen el tema y las causas de aplazar las soluciones a corto, mediano y largo plazo.
Desde el 26 de junio, en una reunión orientada para la búsqueda de soluciones, presidida por Minambiente y en la que tienen asiento diferentes entidades, Cardique, según consta en sus redes sociales, animó a decretar la Calamidad Pública y propuso el uso de una bomba axial que estaba en capacidad de comprar o arrendar para que fuera operada por el Distrito durante el tiempo que fuera necesario. Sin embargo, en una nota de El Universal publicada en su página web el 1 de agosto (https://www.eluniversal.com.co/cartagena/bomba-para-el-laguito-AB3210367) dice: “Teniendo en cuenta que el Distrito declaró el estado de calamidad pública y con ello se logró conseguir una motobomba para solucionar momentáneamente los problemas del cuerpo de agua, Mouthón indicó que este lunes 3 de agosto hará una visita a la zona para definir finalmente el punto donde será instalada la bomba axial flotante que inyectará agua a El Laguito, proporcionada por la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo y Desastres (Ungrd)”. Esto, nuevamente, deja un aroma a improvisación y surge la pregunta ¿por qué no se usó la bomba propuesta por Cardique, si se ofreció con antelación, incluso al Decreto de Calamidad Pública?
En este momento, como Administración, se deben escuchar las voces que conocen del tema y que han participado en las reuniones que se han realizado, sin deslegitimizar y facilitando las iniciativas rápidas y concretas que den alivio por el momento pero que a su vez estén encaminadas a una solución definitiva.
Sobre el impacto ambiental, consulté a Álvaro González, quien es Ph.- D. en Recursos Hídricos e Ingeniería Ambiental, quien explicó que “la falta de intercambio de flujo de agua entre El Laguito y el Mar Caribe origina un decaimiento de la concentración de oxígeno disuelto, la cual debe ser mayor o igual a 4 mg/L para poder sostener la flora y fauna. Sin hilar muy fino, hay un agravante que son las descargas, tanto de escorrentía cuando llueve, que arrastra materia orgánica y otros compuestos, como de posibles conexiones antiguas de aguas residuales que aún descargan a El Laguito. Ambas contribuyen al aumento de la demanda de oxígeno. La falta de oxígeno no solo causa la muerte de la flora y la fauna, sino que también da espacio a procesos de degradación anaerobia de la materia orgánica, lo que genera malos olores. Se necesita entonces actuar rápidamente y la bomba que permite el intercambio del flujo agua no da espera. Parece que el Alcalde no ha entendido eso o sus asesores no han sabido entregarle el mensaje”.
Para el Ingeniero González, es claro que a corto y quizá hasta mediano plazo, la instalación y puesta en operación de la bomba axial es la mejor solución y no hay razones para dilatar su uso. Concepto de un especialista que, nuevamente, deja un aroma a improvisación y surge otra pregunta: si esto se sabía y ya había una oferta ¿por qué no se aceptó o se fue adelantando el punto de instalación mucho antes para ganar tiempo?
Sobre todo esto, vale la pena destacar el liderazgo, las iniciativas y el trabajo de los vecinos del sector, quienes dentro de sus posibilidades, no esperaron a que cantara el gallo y se adelantaron con suficiente ventaja a unas reuniones que se han dilatado en el tiempo, aportando recursos y mano de obra a la solución de la problemática de El Laguito, para ellos un aplauso ciudadano.
El Ingeniero González comparte la idea de resaltar el buen trabajo de la comunidad, sin embargo, agrega que aunque el canal artesanal que han hecho ayuda mucho, si no se impide el acceso a los sedimentos este se cerrará eventualmente, por lo que plantea que para reducir los costos del trabajo que debería conectar El Laguito con el mar, lo más cercano posible a su estado original, no hay que hacer un estudio más, sino actuar basados en los que ya se han realizado en años anteriores, haciendo una buena actualización. Con eso se evita la búsqueda de recursos para la financiación de estudios, lo que deja otra vez un aroma a improvisación y surge una nueva pregunta: ¿No pueden usar los estudios anteriores y hacer que sobre esos trabajen los expertos?
Se sabe que es un problema histórico, que posiblemente el tratamiento que anteriores mandatarios le dieron no fue eficaz, que tal vez se habrán perdido algunos recursos, entre otras consideraciones que se puedan tener; pero como Administración Distrital, que es una sola, se tiene que resolver sin más dilaciones.