Por: Germán Danilo Hernández
Con el propósito de contrarrestar el caudillismo y otros vicios que enturbian los procesos electorales, un grupo de ciudadanos bien intencionados de Cartagena y del país, se propone impulsar acciones para promover lo que se denomina “el voto informado”, en procura de lograr que las próximas elecciones respondan a la voluntad real de escoger a congresistas y presidente por sus programas y propuestas para el país, y no como parte de una confrontación miope, orientada por grupos ideológicos y de poder.
Se trata de una iniciativa compleja y arriesgada, pero necesaria en la medida que pretende rescatar los principios básicos de la democracia, opacados desde hace varias décadas por la prevalencia de intereses de sectores que encontraron en el mesianismo, el engaño, la mentira, el mercantilismo electoral, la polarización e inclusive en la violencia, los mecanismos que soportan las contiendas electorales.
No se trata de una propuesta nueva, pero si la ratificación de esfuerzos de quienes creen que aún hay opciones para que cada vez sean más los ciudadanos que van a las urnas convencidos de que con su voto aportan a la transformación real de las costumbres políticas, y que elegirán a quienes previamente han convencido por sus propuestas y no por sus discursos incendiarios, por las noticias falsas propagadas o por las dádivas ofrecidas.
Promover este tipo de acciones requiere, además de buenas intenciones, un compromiso auténtico por la pedagogía electoral, más que por la militancia política a la que se pertenece, sin tener que descartarla. A quienes están ubicados en los extremos de la polarización política y responden a pie juntillas las instrucciones de sus caudillos, les resulta poco creíble el rol de promotores del voto consciente, al igual que a quienes, contagiados por los sesgos ideológicos, han permitido que su acostumbrada moderación genere una especie de “extremismo de centro”, descalificando cualquier opción electoral diferente a la de sus afinidades.
Independientemente de quienes sean en esta oportunidad los promotores de la campaña del voto informado y responsable, a ésta se deberían sumar la academia, los centros de pensamiento, los medios de comunicación, las instituciones y organizaciones políticas bien intencionadas, los gremios, la dirigencia cívica y en términos generales la sociedad civil, en la medida en que ésta repercutirá en el fortalecimiento de la democracia.
Además de propiciar un voto libre y consciente, la campaña también debería hacer énfasis en el respeto y la aceptación de los resultados electorales. No son compatibles los discursos de transparencia electoral, con los que infunden temores sobre supuestas amenazas que representan a la democracia algunas candidaturas, y sugieren anticipadamente el desconocimiento de sus eventuales triunfos en las urnas. La coherencia es una de las bases del voto informado.