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Escuelas Taller deben ser autosostenibles: Saia Vergara

La Asesora del Viceministerio de Fomento, Patrimonio y Poblaciones y Coordinadora de las Escuelas Taller en Colombia, Saia Vergara, aseguró hoy que estas entidades deben ser autosostenibles y autónomas que apoyen al Ministerio de Cultura para desarrollar sus programas y proyectos.

La funcionaria en diálogo con Mundo Noticias manifestó que en Colombia existen 16 Escuelas Taller y la intención es articularlas todas para que funcionen como una red de intercambio de conocimientos y transferencias de metodologías.

Destacó que este es un programa precioso a través del cual personas de estratos 1 y 2 y en situación de vulnerabilidad, pueden acceder a becas de estudio para formarse como técnicos y técnicas en oficios relacionados con el patrimonio material e inmaterial de nuestro país, los cuales no solo son para estudios sino para garantizarles la empleabilidad a estos jóvenes.

Señaló que es importante la actividad que cumplen las Escuelas Taller y confía en que con recursos de la cooperación internacional, empoderando a los directores y directoras y sobre todo con este nuevo enfoque de la ministra Patricia Ariza, que quiere proyectar a Colombia en el mundo que haya una educación para la paz, estas Escuelas Taller son el medio perfecto para poder llenar de cultura esta sociedad y sobre todo de cultura de paz.

Sobre la Escuela Taller de Cartagena sostuvo que quiere proyectarla como un epicentro de tradiciones y de patrimonio no solamente material sino inmaterial, ojalá podamos desde la Escuela Taller de Cartagena incorporar programas que tengan mucha relación con nuestras tradiciones festivas pero también con todo esta relación que tenemos con el patrimonio natural de nuestra ciudad, también en todas las Escuelas Taller de Colombia vamos a trabajar por incorporar el enfoque de género.

El siguiente es el dialogo de Mundo Noticias con la Dra. Saia Vergara:

¿Cómo llegó a este importante cargo?

Unos dos o tres meses antes de la primera vuelta presidencial estuve colaborando con la campaña de manera externa, escribiendo artículos, moviendo mis redes sociales, hablando con la gente. Recuerdo cada vez que hablaba por teléfono con mi papá, que era todos los días, me preguntaba: “¿Ajá, y cuántos votos has conseguido hoy?”. Luego tuve la fortuna de poder participar en el empalme en la Mesa de Patrimonio. Esta Dirección hace parte del Viceministerio de Fomento, Patrimonio y Poblaciones. Me llamaron personas de la campaña que conocieron mi gestión como directora del Instituto de Patrimonio y Cultura de Cartagena. También por aquellos días, el diario El País me publicó tres artículos: el primero fue sobre el Estatuto del Trabajo Cultural, que escribí junto a Eduardo Maura, exdiputado del Congreso español; el segundo fue un análisis sobre las apuestas en cultura en los programas de cuatro candidatos y su ausencia en el debate presidencial; y el tercero, una vez ganadas las elecciones sobre los retos de la cultura en el gobierno Petro. Creo que también pesó el hecho de que, siendo de directora del IPCC durante 2020 y 2021, tuve la fortuna de mantener buenas relaciones con funcionarios y contratistas del Ministerio de Cultura.

Estar en el empalme fue una experiencia maravillosa, enriquecedora porque pude descubrir muchas cosas muy valiosas que se habían hecho en la anterior administración, porque hay gente muy comprometida en el ámbito de la cultura a la que, sin importar la orientación ideológica del gobierno de turno, trabaja por sacar adelante proyectos de impacto, muy importantes para la cultura y el patrimonio. Recuerdo de esa experiencia que el equipo organizador del todo el empalme, en todas las dependencias, nos transmitieron que había una consigna sagrada y era que se iba a hacer ese ejercicio sin juicios, se iba a trabajar escuchando lo que los funcionarios y contratistas del gobierno anterior tenían para contarnos. Y en ese proceso pudimos hacer algunos aportes también. Las personas que estaban al frente del empalme también fueron muy generosas al permitirnos colaborar. Un mes después me llamaron para ofrecerme la coordinación de las Escuelas Taller y del Grupo de Fortalecimiento del Capital Humano, que viene trabajando de forma muy comprometida con la Ley de Oficios y con el Marco Nacional de Cualificaciones. Han hecho un trabajo impresionante que se verá reflejado en el reconocimiento y certificación de los tantísimos oficios culturales.

¿Cómo encontró esa dependencia?

Este programa fue creado hace casi 30 años por la Cooperación Española y luego fue adoptado por el Ministerio de Cultura. Al día de hoy existen 16 Escuelas Taller en varios territorios de Colombia. Es un programa precioso a través del cual personas de estratos 1 y 2, en situación de vulnerabilidad, pueden acceder a becas de estudio para formarse como técnicos y técnicas en oficios relacionados con el patrimonio material e inmaterial de nuestro país. Este modelo fue creado en España con la intención de que no solo se ofrecieran oportunidades de estudio sino también de empleabilidad. Así mismo heredamos de la Cooperación Española en Colombia el enfoque hacia la cultura de paz, que ha sido desde hace mucho tiempo su  gran apuesta. Por eso desde las Escuelas trabajan, además, en la reconstrucción de valores colectivos, en aquellos que nos permiten volver a tejer redes de colaboración y restituir ese tejido social que ha sido tan vulnerado por tantos años de guerra. Apenas llevo tres semanas en el cargo, pero me reencontré con este programa tan bello e interesante que conocí en 2015 y que tiene muchísimo potencial en muchos aspectos y que puede seguirse fortaleciendo con recursos de la cooperación internacional, y empoderando aún más a los directores y directoras, a sus trabajadores. Y más aún con este nuevo enfoque de la ministra Patricia Ariza que quiere proyectar a Colombia en el mundo, que ha puesto sobre la mesa un tema esencial y es que la cultura debe situarse en el centro de la reconstrucción del país. Y eso se logra, como casi todo, a través de la educación, de una educación para la paz. Las Escuelas Taller son el medio perfecto para poder llenar de cultura, de cultura de paz esta sociedad tan herida.

¿Cómo será su trabajo?

Mi trabajo consiste en coordinar el Programa desde dentro del Ministerio, pero también en articular todas las Escuelas Taller para que funcionen como una red donde haya intercambio de conocimientos, de buenas prácticas y, muy importante, que posibilite la transferencias de metodologías. También apoyaré a las y los directores de las distintas Escuelas en los procesos de formación y en la búsqueda de modelos de autogestión. Queremos fortalecer, de forma conjunta, todo lo que ya existe. Y queremos proponer nuevos modelos de formación enfocados hacia la construcción de paz, con enfoque de género. Estos procesos son un campo abierto para sembrar pero también para cosechar el trabajo de los anteriores coordinadores y coordinadoras que han venido ampliando el Programa. Es importante aclarar que no vengo a querer hacer todo nuevo. Más bien vengo a construir sobre lo construido, con mucha humildad pero también con mucha fuerza porque ste es el momento del cambio y este es un momento en el que se nos ha dado la confianza para trabajar por el país. Venimos de trabajar en el ámbito local durante 2 años. Durante ese tiempo estuvimos sembrando desde el IPCC diversas acciones y ahora se nos da la oportunidad de sembrar desde lo nacional y en un gobierno progresista. Por eso, igual que hicimos en Cartagena, aquí también vamos a dejarnos la piel para que las Escuelas Taller se fortalezcan todo lo posible; para que no solamente sean una herramienta de paz y reconciliación, de dignificación de los saberes y las tradiciones culturales y patrimoniales de nuestro país, sino también que se proyecten hacia el mundo como un ejemplo de gestión, como un modelo exitoso de paz y de reconciliación y, también, por supuesto de dignificación del trabajo cultural.

¿Qué le gustaría hacer por las ciudades y en particular por Cartagena?

Me sentiría feliz y satisfecha si podemos apoyar los procesos administrativos y formativos que lo requieran. Pero también me voy a sentir muy feliz y satisfecha si desde el Ministerio logramos hacer algún tipo de transferencia de modelos productivos para que las Escuelas logren, ojalá en un futuro próximo, ser entidades autosostenibles que puedan gestionar sus recursos al 100% sin una presencia tan permanente del Ministerio. Me emociona pensar en que puedan llegar a ser entidades autónomas que, más bien, se apoyen en el Ministerio para desarrollar sus planes, programas y proyectos; que desde su autonomía contribuyan a fortalecer todos los quehaceres tradicionales que hay este país, los oficios patrimoniales que tenemos, que son muchísimos y muy bellos. Ojalá que a través del Programa, funcionando como una red, logremos que las personas que trabajamos de manera conjunta, proyectemos al mundo esta riqueza patrimonial que tenemos. Me sentiré satisfecha si logramos rescatar esos otros oficios que están a punto de desaparecer como, por ejemplo, el oficio de la imprenta tradicional. El otro día visitamos la Imprenta Patriótica y nos dimos cuenta de la riqueza y complejidad de este oficio, cuando es artesanal. Deberíamos poner de moda este tipo de tradiciones, igual que lo hacemos con las bebidas y la comida, por ejemplo. No podemos darnos el lujo de que las maestras y los maestros que conocen este oficio, que es de una precisión impresionante, por estar mayores se vayan, y menos aún sin haber transmitido todo ese conocimiento. Qué bonito que oficios como éste, que tenemos por montones, se sigan rescatando a través de las Escuelas y que, a través de las metodologías de las Escuelas Taller, estos maestros y maestras puedan seguir transmitiendo los saberes, que han heredado de generación en generación, a las personas más jóvenes, y que con ello se sigan reproduciendo y salvaguardando los oficios.

En lo que respecta a nuestra ciudad, Cartagena, debemos siempre recordar que tiene triple declaratoria: como monumento nacional, como Distrito Turístico y Cultural, y como Patrimonio histórico y cultural de la humanidad. En este sentido, desde la Escuela Taller de Cartagena (ETCAR) queremos apoyar a la administración local a proyectarla como un epicentro de tradiciones y de su patrimonio no solamente material, que es su especialidad, sino también de su patrimonio inmaterial. Ojalá desde la ETCAR podamos ayudar a crear programas que tengan relación con nuestras tradiciones festivas, pero también con todas las asociadas a nuestra relación con el patrimonio natural.

Por último, debo decir que, como un compromiso de este gobierno, de nuestra ministra y en el mío propio trabajaremos para que en todas las Escuelas Taller de Colombia incorporemos el enfoque de género, no solamente a través de talleres y estrategias que ya existen sino también a través de la incorporación y puesta en valor de los oficios patrimoniales relacionados con los saberes femeninos.

Foto: Sharon Rubiano