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De los debates a las acciones

Por: Germán Danilo Hernández

Por alguna razón que la psicología social no ha logrado explicar plenamente, en algunas ciudades resulta muy complejo que sus habitantes se pongan de acuerdo para impulsar de manera conjunta acciones que redunden en su propio beneficio. Mientras en algunas urbes los proyectos y obras de desarrollo avanzan a ritmo acelerado, en otras cada vez que surge una iniciativa de transformación urbana, se ejerce fuerte presión para frenarla.

Desafortunadamente Cartagena hace parte de ese segundo grupo, que permite identificarla como una de las que mayores talanqueras interpone a sus rutas exploratorias de avances urbanísticos con impacto social. El fenómeno ha sido identificado por analistas como “palo-ruedismo”, “el balde de cangrejos”, la estrategia del “no se puede”, “mucha problemática y poco solucionática” o el “síndrome de Adán”; este último aplicable a algunos líderes que consideran que ninguna propuesta de desarrollo en curso es viable, y que todo debe comenzar desde nuevos modelos de pensamiento y de enfoques alternativos, pero tales premisas no van acompañadas por propuestas concretas que sustituyan a las que cuestionan o descalifican.

A ese fenómeno de auto limitación con consecuencias de involución, no han escapado gobiernos de diferentes tendencias ni aspirantes a gobernantes, quienes han visto bombardeas desde diferentes frentes sus iniciativas, en algunos casos con argumentos susceptibles de considerar, pero en otros por actitudes negacionistas per se.

Entre los proyectos y propuestas que últimamente han afrontado resistencias en Cartagena y el Caribe están: el Tren de Integración Caribe, que cuenta entre sus impulsores al ex gobernador Juan Gossaín Rognini y al actual mandatario de los bolivarenses, Vicente Blel; la APP de la Quinta avenida de Manga, firmada por el ex alcalde Pedrito Pereira y recientemente revocada por la actual administración; el Malecón de la ciénaga de la Virgen, propuesto por el alcalde William Dau, y  la  construcción del equivalente a un “Movistar Arena” en Cartagena, solamente enunciada por el ex gobernador Dumek Turbay.

A esas iniciativas que se pretenden demoler con golpes de opinión, se suman muchas otras que hacen turno para ver la luz desde hace décadas, inmersas en torbellinos de debates interminables, sin que se avance en su ejecución o sean remplazadas por otras, mientras que en ciudades vecinas y distantes nos llevan la delantera.

Prevaleciendo el interés social y la protección ambiental, Cartagena merece que se piense en grande en la planeación e impulso de su desarrollo. Contrario a quienes ahora estigmatizan al cemento, pienso que la ciudad necesita, vías, puentes, viaductos, malecones, trenes y centros de eventos con visión de futuro. Los debates son necesarios, pero en la medida en que conlleven a acciones.