LA emisora FM de RCN conoció en exclusiva una misiva de los hermanos Miguel y Gilberto Rodríguez Orejuela en la que se dirigen al expresidente Andrés Pastrana y le responden tras sus recientes pronunciamientos en los que el exmandatario advierte varios hechos de corrupción.
En la misiva, revelada por la periodista de LA FM Darcy Quinn, los hermanos Orejuela se dirigen al exmandatario y lo acusan de pretender querer pasar como víctima y no incluirse en los actos de corrupción que él mismo señala.
En el mismo escrito le recuerdan a Andrés Pastrana su supuesta «participación criminal en los contratos de Dragacol y Chambacú», asegurando que el exmandatario fue el «jefe de esa conspiración delincuencial para defraudar al Estado».
Los excapos del ‘Cartel de Cali’ aseguran que la carta, escrita por ellos y presentada por Andrés Pastrana en la Comisión de la Verdad, fue producto de un chantaje a cambio de no extraditarlos a EE.UU.
Hacen dichos señalamientos relatando que hacia el año 2000, estando presos en la Cárcel La Picota, recibieron una visita del doctor Santiago Rojas, médico de Presidencia y quien les entregó una mensaje de Pastrana.
Según señalan en la carta, el médico, al que describen como un «común amigo», les indicó que el Presidente (en ese entonces Andrés Pastrana) estaba dispuesto a extraditarlos a EE.UU., «así sea por vías administrativas»; después de ese encuentro los hermanos Orejuela aseguran que enviaron, a través del mismo médico, la carta de la polémica al mandatario.
Esta reciente carta se da en respuesta la anterior enviada al exmandatario en el año 2000, cuando estaban presos en el pabellón de alta seguridad en la cárcel La Picota, de Bogotá, y que 21 años después fue revivida por Pastrana en la Comisión de la Verdad, mientras los exnarcotraficantes están en una cárcel de Carolina del Norte tras ser extraditados a Estados Unidos
Los hermanos Rodríguez Orejuela buscarán ser escuchados por la Comisión de la Verdad al asegurar que están dispuestos a acudir a cualquier tribunal, y dicen que les parece que ese es el escenario donde se deben revelar sus secretos.
De igual forma expresan que les sorprende la actitud del expresidente, quien, según la carta, no asume su comparecencia ante la Comisión de la Verdad para confesar sus delitos.
La carta dice:
«Señor Expresidente Pastrana, No nos extraña, pero nos sorprende cómo, con la entrega de la carta enviada a usted con nuestro común amigo el doctor Santiago Rojas hace más de 20 años y sus declaraciones ante la Comisión de la Verdad, usted señala y al mismo tiempo pretende posar de víctima de la corrupción sin incluirse usted mismo en dicha corrupción. Tenemos entendido que dicho escenario funciona para que los personajes se acerquen para hacer una catarsis espiritual confesando sus delitos y claro, señalando a sus cómplices y los delitos que ellos mismos hayan cometido».
“Contribuimos con el dinero para la campaña de Ernesto Samper, y no fue a sus espaldas”, se lee en el documento que Pastrana le entregó a la Comisión de la Verdad.
«Señor expresidente, se le olvidó contarle a la Comisión de la Verdad suparticipación criminal en los tan sonados contratos de Dragacol y Chambacú donde usted fue el jefe de esa conspiración delincuencial para defraudar al Estado en varios millones de dólares. Hacemos este señalamiento porque de este se desprende la carta producto de su chantaje, origen de este escándalo que usted presentó en la Comisión de la Verdad. Le refresco la memoria señor expresidente: pasaba el año 1999 o 2000, Miguel y yo estábamos presos en la Cárcel la Picota. Eran las seis de la mañana cuando llegó el doctor Santiago Rojas, su médico en presidencia y también directivo de alguna Junta del Inpec,
directamente a mi celda y me invitó a una celda en el mismo pabellón donde, después de un corto saludo me dijo: Gilberto, vengo de presidencia y lamento traerle malas noticias, el presidente está muy enojado y dispuesto a extraditarlos a usted y a su hermano a Estados Unidos, así sea por vía administrativa».
«Esperé unos segundos a que el doctor Rojas se tranquilizara y le dije: Doctor, ¿qué hemos hecho para merecernos el enojo del señor presidente y la extradición?; ¿Usted no sabe? me respondió el doctor Rojas. No, le contesté, no tengo ni idea. Ah, pues le explico, ya Miguel estaba en la reunión, el presidente dice, que tanto usted como su hermano están en una conspiración en compañía con Samper y Serpa para desacreditarlo ante la opinión pública por la corrupción que hubo en los contratos de Dragacol y Chambacú, y en represalia por haber sido él, el que denunció el proceso 8000, y eso él no se lo perdona a ustedes, que no duden por un segundo, que él antes de irse de la Presidencia los pondrá en Estados Unidos».
«Mi reacción fue temperamental, fue agresiva y hasta grosera con el doctor Rojas que solo, estaba haciendo un favor. Dígale al señor presidente que no sea mentiroso, que no busque disculpas para zanjar odios entre él y el doctor Samper, que hace muchos años no hablamos con el doctor Samper, que no estamos interesados en ningún escándalo, ni en tener problemas con nadie, ni menos con el presidente de Colombia».
«Que SÍ conocemos los hechos más importantes y los nombres de los corruptos de Dragacol y Chambacú, pero que no tenemos la culpa que él y tres de sus hombres más cercanos estén involucrados en ese escándalo de corrupción, que ni mi hermano ni yo estamos interesados en develar nada de lo que sabemos. Pero que no se equivoque, que no nos amenace porque podemos cambiar de opinión sin tener en cuenta que sea el presidente o no el que nos quiera chantajear. Nosotros no tenemos nada que ver en ese bochinche, le confirmé. Él está muy seguro de eso y está decidido a hacerlo si ustedes no buscan una solución, dijo el doctor Rojas. No tenemos solución porque no somos el origen del problema. Podemos responder por lo que hacemos, no por lo que no hacemos. Ahora bien, si él tiene una solución en la que nosotros podamos colaborar que la mande a decir y nosotros remos. Nos despedimos del doctor Rojas y se fue, quedando de regresar en unas horas con alguna razón de Presidencia. Así fue, a las dos de la tarde estaba el doctor Rojas nuevamente en la Picota reunido con Miguel y conmigo«.
«El presidente dice que la única solución que él ve posible es que ustedes escriban una carta contando cómo fue el apoyo de ustedes a la campaña de Samper involucrando también a Serpa. Nos miramos Miguel y yo y casi le contestamos al mismo tiempo al doctor Rojas, no podemos hacer eso, al doctor Serpa nunca le hemos dado un peso. No, no lo vamos a hacer dijimos Miguel y yo porque no es cierto. Gilberto, piénselo bien, este hombre puede extraditarlos y lo va a hacer, piensen en sus familias, además, él me comentó que la carta es para llamar a Samper y Serpa y mostrársela para que ellos desistan de hacer declaraciones públicas sobre Dragacol y Chambacú y ahí termina todo, no saldrá a la luz publica. Doctor Rojas esto es un chantaje, le dijimos Miguel y yo. Tómelo como quiera, pero de lo que se trata es que todos queden bien que nadie sufra consecuencias, especialmente ustedes que son los más
vulnerables en este momento, dijo el doctor Rojas. Nos convenció, me puse a elaborar la carta, a las seis p. m. estaba terminada y a las siete p. m. llegó el doctor Rojas por ella. Antes de entregarle la carta al doctor Rojas lo concretamos: Doctor Rojas, usted nos tiene que garantizar que el presidente Pastrana va a cumplir la palabra que le está dando a usted. Se lo prometo, nos contestó».
Y agrega: «En pocas palabras, esa es la historia de la carta que usted entrego a la Comisión de la Verdad sin esta explicación. Como usted bien sabe doctor Pastrana usted entrega una carta, que prometió no entregar bajo palabra (Claro, no contábamos que para la ética que usted maneja la palabra no es un compromiso sino un instrumento para conseguir sus fines), ante una Comisión seria y respetable producto de un vulgar chantaje, para acusar a otro menos corrupto que usted, sin decir toda la verdad. Finalmente, señor Expresidente Pastrana, queremos hacerle el último comentario para que usted refresque su memoria selectiva: Fuimos amigos por muchos años de los ilustres conservadores Álvaro Pava padre, Humberto Pava hijo y Álvaro Pava hijo. Resulta que a finales del siglo pasado (1990-2000) tuvimos varios acercamientos con el doctor Álvaro Pava hijo a través de Alberto Giraldo, a raíz de las campañas presidenciales de 1994 y 1998 en las cuales usted participó y de la cual él (Álvaro Pava) era un alto directivo de su campaña. Como usted y las personas que nos conocen saben, somos liberales de hueso colorado, pero antes que todo somos demócratas. Por esta última razón ayudamos en los últimos 50 años del siglo pasado tanto a Liberales como a Conservadores.
Su campaña no podría ser una excepción y de eso un testigo de excepción podría ser el doctor Álvaro Pava hijo. La única manera en que usted podría decir que no lo sabe es que también haya sido a sus espaldas como en el caso hipotético del doctor Ernesto Samper. Doctor Pastrana, si usted cree que esto último es falso, y se siente agredido lo invitamos a que nos denuncie ante la autoridad que usted, en su conocimiento, crea que es la competente (Cordialmente, Gilberto Rodríguez Orejuela – Miguel Rodríguez Orejuela)».
Foto cortesía: cnn.com
Comentar
DESCARGA LA APP EL TIEMPO
Personaliza, descubre e informate.
-
App Store
-
Google play
-
AppGallery
Descubre noticias para ti
Sigue bajando para encontrar más contenido