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Inconcebible e imperturbables

Por: Orlando Díaz.

“Cuando una ley es injusta, lo correcto es desobedecer”
-Mahatma Gandhi-

En la clasificación del Banco Mundial, Colombia aparece como el segundo país más desigual de América latina. A su vez, a nivel mundial, el país ocupa un séptimo lugar. Desde luego que la pandemia, continúa agudizando el tema de la pobreza y es así como en el año 2020, según el DANE, un total de 2,78 millones de personas ingresaron a la pobreza casi miseria.

En ese contexto, con toda desfachatez, el gobierno presentó al congreso una nueva reforma tributaria, con la que pretende gravar el agua, la recolección de basuras y hasta las motos tendrán que pagar peajes. Incluso, se autoriza instalar peajes al interior de las ciudades.

En adelante, los Trabajadores que devenguen dos millones cuatrocientos mil pesos ($2.400.000), pagaran renta y en el año 2023, deberán hacerlo los que devengar un millón seiscientos mil pesos ($1.600.000).

Y, resulta inconcebible que los pensionados que reciban más de cuatro millones ochocientos mil pesos ($4.800.000), sean gravados -medida por completo inconstitucional- y que para el año 2022, la pensión voluntaria dejara de estar exenta de recaudo tributario.

Lo triste es que el 35% de los ciudadanos de Colombia, sobreviven gracias a la economía informal. Sin embargo, las medidas restrictivas impuestas por la pandemia, han complicado la situación de los colombianos pues miles de personas no tienen la posibilidad de llevar comida a sus hogares y muchos niños se están muriendo por desnutrición. También se sabe que muchos pequeños empresarios han quebrado y por esa causa, millones de trabajadores han quedado cesantes.

Después de semejante tragedia, es impresentable que el Gobierno resuelva impulsar una nueva Reforma Tributaria y que el Ministro Carrasquilla, al momento de socializar tal “engendro”, incurra en un equívoco con ocasión de una entrevista, en la que aseguró que el valor de una docena de huevos correspondía a mil ochocientos pesos ($1.800.oo). En respuesta, no se hicieron esperar un sinnúmero de memes con los que los ciudadanos cuestionaron la risible salida de Carrasquilla.

Los desaciertos continuaron. El Presidente Duque, otrora el congresista experto en impuestos, expuso a la prensa, imperturbable, que desconocía el por qué la reforma tributaria incluyó gravar a los servicios funerarios. Todas estas posturas evidencian que el gobierno improvisa, pues no conoce la Reforma que presentó al Congreso.

Mientras la crisis en la Salud se agudiza, nos quieren imponer semejante entuerto de Reforma.
El periódico El Espectador, en su edición del 25 de abril de 2021, confirma el número total de contagiados con Covid 19: dos millones setecientos setenta y cuatro mil cuatrocientos sesenta y cuatro (2.774.464) y el número de fallecidos: setenta y un mil quinientos treinta y uno (71.531). Las principales ciudades del país registran una ocupación de camas UCI , equivalente a un 90%.

En medio de esa realidad, sin importar los riesgos, resulta relevante que el 28 de abril de 2021, se haya presentado la más apoteósica protesta de los últimos tiempos, cuando miles de personas salieron a marchar, en forma pacífica, en contra del gobierno de Duque y en especial, de la reforma tributaria.

El lunar de la protesta son las acciones vandálicas que son usadas para desdibujar la indignación de los colombianos.

El periódico “El Tiempo” titula su portada: “El vandalismo opaco una nueva jornada de protesta”, mientras que en El Espectador, más ponderado, se pudo leer: “Un país sin tapabocas” Esa doble visión de los medios, refleja cierta manipulación que los ciudadanos no están dispuestos a aceptar.

Es importante tener conciencia de esta realidad, en momentos en que el Presidente insiste en que no retirará la reforma tributaria alegando que sí lo hace estaría enviando un mensaje de inestabilidad para las calificadoras de riesgos y entes internacionales.

La pregunta es: ¿quién elige al Presidente? Recordemos que el Presidente asume la representación del pueblo, y que en sus discursos como aspirante al cargo que hoy ocupa, prometió a los ciudadanos, orondamente, que en su mandato no se iban a presentar reformas tributarias (pero lleva tres).

Los senadores y representantes a la cámara, nos han invitado a mantener la confianza en la institucionalidad y aseguran que semejante esperpento de reforma se aprobará, pero con modificaciones. Norma Jimeno, reconocida filosofa colombiana, nos invita al análisis de una reflexión:

“imagino un país donde la relación con los tributos sea más fácil, basada en la confianza, nuestro problema tributario, más allá del déficit, es la falta de confianza en las instituciones que la planean y en los que luego administran el recaudo”.

La confianza se construye pero, en este caso, no será fácil confiar en la gestión del Congreso, porque existen antecedentes como el gravamen del 4 por 1000 que data de 1998 y el que supuestamente tenía una vigencia temporal de un año. Lo cierto es que ese injusto impuesto nos sigue acompañando. Para colmos, en la actual Reforma Tributaria se habla de gravar los servicios públicos pero no se incluye a las bebidas azucaradas.

Es difícil confiar en una reforma que se promueve con el pretexto de buscar mayores recursos para el gasto social (ingreso solidario, incentivos y educación universitaria gratuita para los estratos 1,2 y 3), y al tiempo, el gobierno le esté apostando a la compra de 24 aviones de caza militares, los que cuestan más de cuatro mil quinientos millones de dólares ($4.500.000.000 US). Es más: según la revista “Forbes”, el presidente de la república se ha gastado más de veinte millones de pesos ($20.000.000) en publicidad oficial, para posicionar una imagen en caída libre desde su posesión y a lo anterior se debe sumar la compra, en plena pandemia, de camionetas blindadas para uso de la policía, por un valor de nueve mil millones de pesos ($9.000.000.000.oo)

Los ciudadanos solo confían en la protesta pacífica como fórmula de rechazo contra una Reforma Tributaria injusta. En ese propósito, celebramos la participación de los maestros, médicos, rama judicial, pensionados, amas de casa e indígenas, entre otros, colectivos que alzan su voz contra un gobierno que no escucha y que está en mora de cambiar su discurso y sus excesivos gastos.

Los congresistas deben saber leer el momento. Los ciudadanos están cambiando y con sus protestas, les notifican a los padres de la patria, al unísono, que la reforma tributaria no se puede aprobar. Amanecerá y veremos…