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Por: Maira Alejandra Martínez
El Día de las Madres ya pasó y se aproxima el Día del Padre. Me pregunto por qué muchas personas creen que las madres solteras, aquellas que crían y educan a sus hijos solas, son tanto mamá como papá. En realidad, son únicamente mamás, y es un error pensar lo contrario. Estas mujeres se esfuerzan el triple para asegurarse de que a sus hijos no les falte nada.
La sociedad y la cultura celebran a las mujeres que logran salir adelante solas, alentándonos con frases como: “Eres suficiente, puedes con todo, eres mamá, no necesitas a nadie”. Sin embargo, es fundamental decirlo con claridad: ese no es el diseño que Dios tiene para las madres, ni para los padres.
Dios creó la familia como un equipo, donde el padre lidera con amor, protege y brinda afirmación, mientras que la madre guía, nutre y cuida con ternura. Cuando uno de esos pilares falta, la familia no se derrumba, pero te aseguro que tiembla.
He criado sola. He podido, pero ha dolido. Nueve años siendo la base en:
Trabajo
Decisiones
Abrazos
Oraciones
Educación
Lágrimas
Y aunque muchos me admiran por haberlo logrado, sí, lo hemos logrado, pero a un precio que pocos ven.
El precio de no tener con quién compartir nuestras cargas.
El precio de no poder enfermarse porque no hay relevo.
El precio de quedarte despierta llorando en silencio, simplemente porque tus fuerzas han llegado al límite. El dinero no alcanza, y los servicios no esperan; la merienda no puede ser solo unas papas fritas y una gaseosa, pues tu hija solo come frutas y, aunque parezca increíble, eso resulta más costoso y se convierte en un dolor de cabeza adicional.
Pero en todo esto hay algo aún más doloroso: el precio que pagan nuestros hijos. Ellos también pierden la voz de afirmación de su padre, el abrazo masculino que guía, acompaña y enseña.
Y no estoy diciendo que nuestros hijos criados en estas circunstancias sean débiles; eso jamás. Lo que quiero expresar, y lo que me repito, es que no fuimos diseñadas para asumir el papel de ambos. Aunque un ser supremo, con su infinita misericordia, nos fortalezca y supla nuestras necesidades, este no es el modelo original. No es que no podamos, es que no deberíamos tener que hacerlo solas.
Por eso, hoy levanto mi voz por aquellas que han tenido que ser más fuertes de lo que jamás imaginaron. Y si tú eres una de esas madres, solo quiero que sepas que Dios te ve, que no te abandona, y aunque el diseño original fue alterado por decisiones humanas, Él es experto en restaurar lo quebrado.