Guillermo León Zapata, comunicador y catedrático, quien fuera jefe de redacción del programa Wbeimar lo Dice, define a su exjefe como uno de los periodistas más completos que ha dado la comunicación en Colombia. “Aunque no se formó en ninguna universidad, es como si lo fuera. Lector y amante de la literatura universal y latinoamericana. Con un excelente gusto por la buena música y las grandes voces, sobre todo de los tangos. En el fútbol, estudioso como ninguno. Se formó en las escuelas argentinas y españolas de táctica y estrategia. Por ello tiene autoridad para comentar los partidos de fútbol”.
Agrega que en la radio deportiva ha sido un gran innovador, al acompañar sus programas de formatos diferentes. “Le gusta la investigación y nos las inculcó a todos, por ello se ganó los premios Rey de España, Simón Bolívar y Postobón”.
Afirma que Wbeimar construyó una escuela periodística para el deporte en el país, al formar decenas de reporteros, comentaristas y redactores. “Wbeimar se va de los medios, pero deja esta gran herencia”.
De su lado humano resalta que siempre está pendiente de la gente, “es dadivoso y comprensivo”.
En esta faceta, el narrador Jorge Eliécer Campuzano, con quien ha compartido viajes y trabajo durante muchos años, habla de un hombre “infinitamemente generoso en todos los sentidos”.
Mauricio González, director y creador del programa Gente Pasión y Fútbol, quien se inició en la profesión al lado de Wbeimar, asegura que este “es de las pocas eminencias del periodismo deportivo” que ha conocido en sus tres décadas de trayectoria. Valora “su calidad profesional, su estudio y profundidad”.
Agradece la fortuna de aprender de él, de escucharlo y de observarlo detenidamente: “Es capaz de hablar de tú a tú de historia y de cultura general con cualquiera. Un hombre al que no lo mareó el culto a la personalidad, como ha pasado con otros, un profesional que ha dejado una huella enorme… La gente lo va a extrañar, porque hoy en día, cuando el periodismo se ha convertido en show, hace falta verdaderamente la calidad de profesionales de altura de Wbeimar Muñoz”.
Camilo Andrés Botero, otro de sus alumnos avanzados con el que trabajaba en transmisiones de fútbol profesional en Medellín, creció escuchando a Muñoz Ceballos. Recuerda que cuando salía del colegio buscaba desesperadamente su radio para sintonizar los 830 AM de Radio Reloj: “Él era mi compañero de viaje rumbo a mi casa, no hablaba con nadie, escuchaba su reflexión, sus comentarios y me reía de sus chistes”.
Esa influencia lo llevó a las aulas, quería ser como él y logró trabajar a su lado. “Para mí no es un maestro, él es y será un padre para mí, honesto, sensible, mejor amigo”.
El controvertido Iván Mejía escribió en su cuenta de twitter que el retiro del maestro Wbeimar Muñoz es el adiós de un gran emblema de la profesión. “Serio, respetuoso, estudioso, sin rodilleras y zalamería, Wbeimar dignificó el comentario deportivo. No duele, aplaudo su determinación. Afuera hay otra vida”.
A pesar de la ausencia en la radio y la televisión, la figura delgada y alta de Wbeimar, ataviada de buenos trajes, seguirá firme. La ocasión, y él como buen periodista lo sabe, ameritaba una reseña, un reconocimiento a la labor que le dio lustre a la profesión. Así pues “Mijito” –palabra que acuñó entre sus allegados–, lejos del trajín de los medios lo esperan viajes, aprendizajes y descanso, luego de permanecer tantos años “con los ojos en la cancha y el corazón en los oyentes”
UN “DEVORADOR” DE LIBROS
Jorge Eliécer Campuzano viajaba con Wbeimar a transmitir partidos y en esas andanzas descubrió otras bondades en él: “Nunca vi a nadie tan entregado a su profesión, dedicado a la lectura y a prepararse, es casi un científico en lo que hace”. Campuzano cuenta que una vez en Chile se hospedaron en el hotel Carrera, en el que compartieron habitación. A la medianoche se despertó y no lo vio en la cama, se acercó al baño y notó la luz encendida. Inquieto por saber si estaba enfermo, tocó la puerta y este lo autorizó a abrir: Wbeimar estaba sentado en el sanitario, entregado a la lectura, uno de sus mayores gusto. Se había ido allí para no importunarlo con la luz. “Por muchos años se dedicó a cultivarse para llegar al top de los comentaristas en Colombia -dice Campuzano- y lo consiguió. Su partida de los medios deja un gran vacío”. Hernán Peláez e Iván Mejía lo incluyeron en la “Generación del 71” (por los Panamericanos de Cali), cuando comenzamos a ser conocidos junto a Javier Giraldo Neira, Édgar Perea, Jorge E. Campuzano, Óscar Rentería, Mario Alfonso Escobar, Javier Hernández, Fabio Poveda, Jaime Ortiz, Óscar Restrepo, Armando Moncada y Carlos Antonio Vélez.
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