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La trampa de la cultura

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Por: Bernardo Romero Parra. P.U. Comunicación Social Periodismo. Especialista en Formación de Formadores

En dialogo con un joven profesional, líder indígena, contaba las dificultades que padecen los cabildos asentados cerca de las ciudades, donde no tienen servicios públicos domiciliarios, la vivienda es precaria, la actividad agrícola es limitada por la poca cantidad de tierra y la mala calidad de ella, lo que ocasiona una alimentación deficiente con la repercusiones especialmente en los niños, con voz melancólica decía: “Es duro vivir como aborigen en este tiempo, donde el mundo avanza en un ritmo acelerado, mientras nosotros luchamos por sobrevivir. A lo que le interrogué: ¿Entonces qué es mejor, la evolución social de los pueblos o la conservación de las tradiciones primitivas basadas en el hambre y pobreza de su gente? Y mirando a los ojos, respondió: “Prefiero la evolución”.

En esa serie de transformaciones continuas que va experimentando el universo debe participar la humanidad entera para que exista un desarrollo equitativo en los pueblos, de lo contrario mientras unas comunidades avanzan, otras retroceden perdiendo las dimensiones y valores propios del ser llamado desde su creación a traspasar los límites de la vida con el aporte de sus cualidades en el logro del bienestar individual y colectivo, es así como identificamos uno de los problemas que impiden el avance de las comunidades, el cual es otra trampa de la pobreza; la degradación de la cultura, lo cual es una realidad cruel y dolorosa que podemos evidenciar a diario en Cartagena que mantiene a más de medio millón de sus habitantes en la alienación y la miseria, padeciendo necesidades básicas, pero cada fin de semana al ritmo de los picos y la música son los clientes VIP de las grandes empresas cerveceras, que aumentan sus capitales gracias a esa “cultura”, y no les interesa que los jóvenes no tengan futuro, que haya violencia intrafamiliar, tampoco que las familias se mantengan sumidas en el perreo como un falso y dañino estilo de vida.

Nuestro pueblo tiene un acervo cultural que debemos salvaguardar, pero también hay comportamientos que causan perjuicios irremediables que tenemos que dejar atrás porque son obstáculos a la superación humana; la disciplina, la sobriedad, el respeto a los demás, la honradez, el espíritu de superación, el amor al estudio y al trabajo son elementos a adoptar como hábitos que podemos practicar en la casa y en la comunidad como paso hacia una nuevo modelo cultural que permita avanzar en el desarrollo socio económico, para seguir siendo lo que somos, pero en versión evolucionada. De nada vale la cultura si es para tener a la gente sumida en otra forma de esclavitud moderna.

P.U. Comunicación Social Periodismo. Especialista en Formación de Formadores.

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