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Los rellenos sanitarios se agotaron. Bolívar, entre regiones con más botaderos

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Por: Dagoberto Quiroga, Superintendente de Servicios Públicos

Los rellenos sanitarios en Colombia se agotaron. Aunque fueron pensados como espacios técnicamente seleccionados para la disposición final, segura y controlada de residuos sólidos, su gestión y renovación está rellena de problemas.

Actualmente, el 34% de estos sistemas no están autorizados, pues no cumplen con los estándares para evitar daños al medio ambiente y a la salud pública. Por el contrario, son una fuente de contaminación de suelos, aguas y de emisión de metano, uno de los principales causantes del calentamiento global. Bolívar, Chocó, Magdalena y Nariño son los departamentos con más botaderos de este tipo. Así mismo, el 7% de los municipios del país desechan sus residuos en lugares no autorizados.

Los botaderos a cielo abierto afectan el entorno de comunidades vulnerables, lo que agudiza su situación de marginalización. Las decenas de niños y niñas indígenas que a diario buscan material aprovechable en medio de la podredumbre del botadero del Marmolejo en Quibdó son un ejemplo dramático del atraso e injusticia en la forma como gestionamos la basura.

Cambiarlos por rellenos autorizados y con planes de gestión ambiental no es una alternativa viable. Ninguna comunidad quiere un sitio de disposición de basura en su territorio. Las autoridades ambientales son renuentes a otorgar licencias y los alcaldes evitan el costo político de tomar esta decisión. Por ejemplo, en Bucaramanga, Quibdó y Santa Marta no ha sido posible encontrar a donde trasladar los sitios de disposición, a pesar de que en las dos primeras media una orden judicial.

La situación de los rellenos sanitarios autorizados también es crítica y, por las razones anteriores, sus perspectivas futuras poco claras. Su vida útil se está agotando. Apenas el 40% de los rellenos sanitarios tiene más de 9 años de vida. El 30% ya cumplió su ciclo o le queda menos de 3 años y el 20% tiene menos de 6 años de funcionamiento. Es decir, en 2029 habrán expirado la mitad de los rellenos sanitarios que hay en Colombia.

En 7 capitales de departamento, Bogotá, Bucaramanga, Ibagué, Cartagena, Pereira, Yopal y Quibdó, en donde se disponen 3 millones 140 mil toneladas, a sus rellenos sanitarios les quedan menos de 3 años de operación. De nuevo, la búsqueda de nuevos terrenos chocará contra la oposición de autoridades y comunidades locales.

La regionalización de rellenos ha servido para ofrecer algunas economías de escala y eficiencia en la disposición, pero también ha producido injusticias. Por ejemplo, el municipio de Donmatías, Antioquia tiene 28.500 habitantes y produce 4.774 toneladas de residuos anuales. Sin embargo, en La Paradera recibe la basura de 49 municipios del departamento, incluida la ciudad de Medellín, que produce 1 millón 180 mil toneladas al año. Esto ha despertado las protestas de las comunidades, pues reclaman por las afectaciones a su la salud que el relleno produce.

¿Cómo llegamos a esta situación? La implementación de una política pública de aprovechamiento no ha sido efectiva, lo que ha ocasionado un aumento constante de la disposición de residuos en rellenos sanitarios. De acuerdo al Sistema Unificado de Información de la Superservicios, en 2021 la cantidad de residuos depositados en rellenos sanitarios aumentó 4,16% con relación al año anterior. Entre 2020 y 2021, la disposición solo disminuyó 2% en las ciudades principales de Colombia. Casos como el de Cartagena son preocupantes: la basura que se echa en el Parque Sanitario Ambiental Bioger aumentó 10% de un año para otro.

Si no hay una respuesta efectiva por parte del Estado en todos los niveles de gobierno, el sistema de gestión de residuos sólidos colapsará generando graves implicaciones ambientales, económicas, sociales y de salud pública. Es el momento de avanzar en políticas públicas intersectoriales y multidisciplinarias que estén enfocadas en la implementación de nuevas alternativas de gestión de residuos sólidos, basadas en el uso de tecnologías que no afecten el medio ambiente y protejan los derechos de poblaciones vulnerables.

Frente a lo anterior es importante destacar el avance del Plan Nacional de Desarrollo 2022-2026 con la creación del Programa de Basura Cero, iniciativa que apunta a la priorización de la actividad de aprovechamiento de residuos sólidos y al fomento de la economía circular. Con la implementación del Programa de Basura Cero se busca reducir al mínimo la disposición en rellenos, con el fin de avanzar en la implementación de parques tecnológicos y ambientales, así como implementar un plan estratégico para cerrar definitivamente los botaderos a cielo abierto.

Así mismo, en la reforma a la ley de servicios públicos que prepara el Gobierno Nacional se va a replantear la actual política de aprovechamiento de residuos sólidos. Se busca reconocer el aprovechamiento como la actividad principal de gestión de los residuos por encima de los rellenos sanitarios. El aprovechamiento debe dejar de ser una actividad complementaria al servicio de aseo.

También es importante trabajar en la tecnificación progresiva del aprovechamiento y sus actividades complementarias con el fin de facilitar el trabajo de los recicladores de oficio. Debemos asignar recursos para apoyar sus asociaciones, dignificar sus condiciones de trabajo y construir estaciones de clasificación y aprovechamiento municipales para evitar los abusos a los que son sometidos. La política pública tiene que reconocerlos como los actores principales de esta actividad.

Por último, una eficaz prestación del servicio de aprovechamiento conlleva a una mayor rigurosidad en el cumplimiento de las obligaciones que les competen a los entes territoriales. Por su parte, la Superintendencia de Servicios Públicos Domiciliarios debe propender por la eficaz prestación de la actividad de aprovechamiento, a través de una mayor presencia nacional en el ejercicio de sus acciones de vigilancia, control y, cuando la situación lo requiera, de sanción.

Tomado de: Portafolio.

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