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Quién dijo miedo

Por: Orlando Díaz Atehortúa

Hay un precepto bajo el cual he vivido: “Prepárate para lo peor, espera lo mejor y acepta lo que venga” Hannah Arendt.
Es como si llegara la primavera, luego de una larga sequia o que se abrieran las ventanas de un cuarto cerrado, para que corra el viento. En la historia Republicana, no habíamos tenido un gobierno de “centro-izquierda”. Lo intentaron el maestro Carlos Gaviria Diaz, Navarro Wolff, entre otros, con resultados negativos. Otros líderes progresistas fueron asesinados, como Pardo Leal, Jaramillo Ossa, Carlos Pizarro, Luis Carlos Galán y hasta el mismo Jorge Eliecer Gaitán. Sin embargo, no es el momento de echarle más leña al fuego, como en la inquisición. El mundo tampoco se puede detener pues la vida continua. Lo cierto es que los resentimientos y miedos se tienen que vencer. Estas emociones primarias, nos pueden “petrificar” y hasta generar algunas consecuencias en nuestra salud.

Angela Merkel lo decía: “la fuerza esta en la calma no en el miedo”. El miedo nos permite adaptamos a un entorno y sus peligros, sean reales o imaginarios. Muchas veces por los temores, nos aislamos por no encarar la realidad. En fin, con la tranquilidad, con la calma y fuerza interior, estamos habilitados para atravesar cualquier tormenta.

En estos momentos, se presenta en nuestra sociedad un cambio de paradigma, nuevos vientos, los que debemos asumir con valentía . Se debe evitar la inacción o paralizamiento de nuestras actividades y por qué no, cuidar nuestra salud mental, expuesta por unos resentimientos mal llevados, que en nada contribuye a una buena armonía social. La palabra “the present”, en ingles tiene el sinónimo “gift” un regalo, es el presente el que debemos vivir con intensidad, ahí es donde construimos y realizamos nuestros sueños. El pasado, queda atrás y el futuro, todavía no lo conocemos.

Gibran (poeta y filosofo Hindú) nos enseña: “solo la semilla que rompe la cascara es capaz de atreverse a la aventura de la vida”. En estos momentos álgidos para la Patria, tenemos que sacar esa fuerza interior, superar nuestros miedos, avanzar, transcender, salir al encuentro de nuevos caminos, con más paz, con más amor, para si mismo y para nuestros congéneres.

En ese contexto se hace necesario hacer claridad respecto al concepto de “expropiación” pues el presidente electo, trató el tema en su campaña cuando fijó su postura sobre desarrollo y “reforma rural e integral”. Estos temas están previsto en el acuerdo de paz firmado en el año 2016 y en el Decreto-ley 902 de 2017, procedimiento para el acceso y formalización del fondo de tierras (exequible, Corte Constitucional Sentencia C-073 de 2018), acuerdo final para terminación del conflicto construcción de la paz estable.

El artículo 58 de la Constitución política enseña: “por motivos de utilidad pública e interés social, definidos por el legislador (Congreso) podrá haber expropiación mediante una sentencia judicial e indemnización previa. Está se fijará consultando los intereses de la comunidad y del afectado. En los casos en que el legislador determine (Congreso) dicha expropiación podrá adelantarse por vía administrativa sujeta a posterior acción contencioso- administrativa, incluso respecto del precio. Es claro entonces que esta figura está rodeada de muchas garantías y que los poderes legislativo y judicial tienen gran injerencia.

Excepcionalmente, solo en caso de una guerra, artículo 59 de la constitución y para atender los requerimientos de la misma, podrá ser decretada por el gobierno sin indemnización. En todo caso el Estado siempre será responsable por las expropiaciones que se realicen. Se recuerda la sentencia del Consejo de Estado de fecha 11 de diciembre 2015 “todo procedimiento expropiatorio debe respetar el principio de legalidad como expresión democrática del Estado de Derecho. No puede haber actos exentos de control judicial, se proscribe la inexistencia de controles judiciales respecto de las actuaciones resultantes del ejercicio del poder público en materia expropiatoria”.

Estamos amparados entonces por un Estado de Derecho, con sus pesos y contrapesos, y rodeados de múltiples acciones y garantías constitucionales y legales. Así las cosas, ánimo y para adelante, dejemos tantos temores infundados y esa amargura y resentimiento, que inclusive nos puede enfermar, mejor ayudemos al diseño de un gran acuerdo para la paz, y la búsqueda de un orden justo, asegurando una convivencia pacífica, directriz trazada en el artículo segundo de nuestra Constitución Política.