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Cartagena, 19 de junio de 2020 – Síntomas como irritabilidad, cansancio y mal genio, son consecuencias lógicas de una mala noche, pero los efectos pueden ser mayores, ya que insomnio puede traer complicaciones graves para su salud, afectando el sistema inmunológico del cuerpo; las personas que solo duermen tres o cuatro horas diarias, producen la mitad de anticuerpos, siendo más vulnerables ante enfermedades tan comunes como las gripas.
El ser humano necesita dormir y esto sucede de forma natural. Sin embargo, es necesario además de un número suficiente de horas, un sueño de calidad, que sea reparador y que permita restaurar el organismo para afrontar las actividades posteriores.
A continuación, Vivian Bernal Morales, Médica Especialista de NUEVA EPS, entrega algunas pautas, que permitirán generar una mejor rutina de sueño y descanso:
Mantenga horarios de sueño regular, acostándose y levantándose siempre a la misma hora. Si no se consigue conciliar el sueño después de 15 minutos, salga de la cama y relájese en otro lugar para volver a la cama cuando aparezca el sueño.
No consuma sustancias excitantes como café, té, alcohol, tabaco; especialmente durante la tarde o al final del día.
Tome una cena ligera y espere una o dos horas para acostarse. No vaya a la cama con sensación de hambre. Se puede tomar un vaso de leche caliente para favorecer la relajación antes de dormir.
Evite el ejercicio físico en las últimas horas del día, ya que este genera activación del organismo.
Evite siestas prolongadas (no más de 20 o 30 minutos) y nunca al finalizar la tarde.
Si está tomando medicamentos consulte a su médico si alguno de ellos produce insomnio, para que logre ajustar el horario de toma.
Evite la exposición a la luz brillante a última hora de la tarde y por la noche si existen problemas para conciliar el sueño.
No realizar en la cama tareas que impliquen actividad mental como leer, ver televisión, usar el celular.
Es imprescindible mantener un ambiente adecuado que favorezca y ayude a mantener el sueño. Se debe procurar una temperatura adecuada, evitar ruidos, usar en las paredes y ropa de cama colores relajantes, una cama confortable.
Si es necesario se puede realizar rituales antes de acostarse, que incluya conductas relajantes como escuchar música tranquila, una ducha de agua tibia, masajes, esencias.
Foto cortesía: Fundación UNAM.