Por Laura Sánchez-Présiga
La piel es el órgano del cuerpo más expuesto al entorno social y ambiental, y se comporta como un sistema de comunicación influenciado por factores genéticos, inmunológicos, sociales y culturales, cumpliendo un importante papel en el cuerpo humano. La piel no es la fachada del organismo, esta puede ser afectada por un largo número de enfermedades propias o reflejar alteraciones que se suceden en otros órganos o sistemas.
Una de esas enfermedades es el vitíligo; cuadro dermatológico caracterizado por una o varias manchas blancas que se producen debido a la pérdida de la melanina (pigmento natural que da el color a la piel). Afecta a todas las razas y puede presentarse a cualquier edad, pero es más frecuente su inicio entre los diez y los treinta años. (quitar edad) (quitar nacarada)
Las manchas se pueden localizar en cualquier parte del cuerpo, afectando pequeñas o extensas áreas de piel. Es muy frecuente que aparezca alrededor de los ojos o la boca, la vagina, el ano u otros orificios corporales; los codos, las axilas, las manos, los dedos, las rodillas, y en distintas regiones del rostro. También es usual encontrarlas en áreas expuestas a la presión continua, como los hombros y la espalda por el uso del brasier, en la cintura, por la fricción con los cinturones, en el cuello, debido al uso de collares y, en las muñecas, por accesorios como los relojes y las pulseras. (Cambiar la palabra sujetador y las rodillas revisar que no quede cortada al otro párrafo)
El vitíligo es una enfermedad en donde las propias células de defensa natural del organismo atacan, por razón no bien conocida, a los melanocitos que son las células encargadas de producir melanina. Es decir, las células inmunológicas de defensa reconocen a sus propios melanocitos como extraños y los destruyen, causando las zonas de despigmentación de la piel.
El vitíligo suele afectar la tranquilidad y el bienestar familiar, sobre todo cuando existe desconocimiento o carencia en la comprensión de la enfermedad.
Esta enfermedad se puede asociar con otras que tienen en común el mal funcionamiento del sistema inmunológico. Las más frecuentes son las relacionadas con la glándula tiroides: hipertiroidismo, hipotiroidismo y tiroiditis. También el vitíligo se puede relacionar con la pérdida del cabello, la diabetes mellitus y la anemia perniciosa, esta última causada por la deficiencia de vitamina B12.
Uno de los factores que puede desencadenar o empeorar el vitíligo es el estrés, ya sea por situaciones personales, laborales o físicas; por ejemplo, cuadros de infección o la inminencia de una intervención quirúrgica.
Históricamente, el vitíligo siempre ha tenido trascendencia e impacto social adverso por razones de tipo estético. El estigma y la discriminación asociada con esta enfermedad ha sido un fenómeno persistente en varias culturas, donde erróneamente ha sido confundido con la lepra y con otras enfermedades, además, tiene la capacidad de afectar las relaciones interpersonales y generar emociones negativas que limitan o deterioran la vida social.
El compromiso de los genitales externos y las lesiones en áreas expuestas a la luz como cara y brazos, se asocia con mayor deterioro en las interacciones familiares, de pareja o sociales. Es frecuente entre los pacientes afectados de vitíligo: la baja autoestima, el aislamiento social, la ansiedad, el estrés, la afectación en las relaciones sexuales, una mayor presencia de autopercepción negativa y fácil cambio en el estado de ánimo. Se ha indicado que hasta en la mitad de los casos de vitíligo se puede identificar tendencia a la depresión.
Es importante mencionar que el vitíligo no es una enfermedad infecciosa ni contagiosa, y no representa amenaza para las personas que están alrededor de quien la padece, tampoco pone en riesgo la vida del individuo afectado y, aunque comúnmente no presenta síntomas asociados, puede generar una gran carga emocional, comprometer la salud mental y deteriorar la calidad de vida y la percepción de satisfacción social. El vitíligo suele afectar la tranquilidad y el bienestar familiar, sobre todo cuando existe desconocimiento o carencia en la comprensión de la enfermedad. Las mujeres presentan mayor afectación en la calidad de vida, en comparación con los hombres.
La consulta temprana al dermatólogo contribuye al diagnóstico precoz y aumenta la posibilidad de una mejor respuesta al tratamiento.
El Grupo de Investigación Salud de la Mujer invita a la comunidad en general a reducir la predisposición contra las personas afectadas de vitíligo, adelantar hacia ellas mayor empatía, compresión, acompañamiento y evitar la discriminación y la estigmatización. Los pacientes con vitíligo deben recibir apoyo para consolidar la aceptación, el amor propio y el autoreconocimiento del valor que tienen como personas por sus cualidades, habilidades y virtudes.
Esta enfermedad de la piel no se puede prevenir, no es posible predecir su evolución y es perdurable en el tiempo. No se ha indicado relación con algún alimento en especial. Actualmente existen opciones terapéuticas según la necesidad de cada caso. La consulta temprana al dermatólogo contribuye al diagnóstico precoz y aumenta la posibilidad de una mejor respuesta al tratamiento.
El presente blog hace parte del proceso de formación en escritura científica para los integrantes del Grupo de Investigación Salud de la Mujer.
Editado: Dr. Álvaro Monterrosa-Castro
Director Grupo de Investigación Salud de la Mujer
alvaromonterrosa@gmail.com
El Grupo de Investigación Salud de la Mujer está adelantando el proyecto de investigación: “MUJER COLOMBIANA Y PIEL”, que busca medir la calidad de vida en las mujeres colombianas que presentan vitíligo. Son escasos los estudios de investigación sobre esta enfermedad en población latinoamericana. Si usted es una mujer con vitíligo y desea participar en el estudio, recibir orientación profesional, participar en actividades informativas, educativas y lúdicas dirigidas a la comunidad, envíe un mensaje de WhatsApp al número: 3004248845 y uno de los investigadores la contactará.
Para más información: saluddelamujer@unicartagena.edu.co
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Por Laura Sánchez-Présiga
Estudiante de posgrado de Dermatología. Facultad de Medicina. Universidad de Cartagena
Integrante del Grupo de Investigación Salud de la Mujer
lausanchezp@hotmail.com