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A desactivar riesgos

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Por: Bernardo Romero Parra

En las ciudades de Pereira y Dosquebradas del Departamento de Risaralda ocurrieron dos desastres naturales donde murieron 17 personas y numerosas familias quedaron sin hogar, un talud de tierra cayó sobre el río Otún y destruyó al menos seis casas, en zonas de alto riesgo que fueron invadidas hace 60 años. Era una tragedia anunciada según los vecinos del lugar, pero que se dejó pasar el tiempo hasta que llegó la tragedia y con ella el anuncio del Gobierno nacional de asignar 9.000 millones de pesos en la reubicación de las familias sobrevivientes.

Luego nos preguntamos, ¿por qué las autoridades esperan que sucedan estos acontecimientos para actuar?, ¿por qué no desactivar los riesgos en las comunidades? Hacemos estos interrogantes porque a pesar de los evidentes peligros en que vive mucha gente en la mayoría de municipios colombianos no se conocen acciones efectivas para proteger la vida de esos seres humanos. Situación que no es ajena a Cartagena, donde habitan numerosas familias casi dentro del mar, caños, ciénagas o en las laderas de los cerros de La Popa y Albornoz, sobre o debajo de los abismos, aferrados a los designios de Dios.

La falla geológica en el barrio San Francisco de hace 12 años, que afortunadamente no dejó víctimas fatales, pero provocó la evacuación masiva de sus habitantes, es una muestra para que las autoridades actúen con rigurosidad en el cumplimiento de sus funciones para la protección de la vida, ya que a pesar del peligro inminente hoy esta zona está nuevamente invadida por un número mayor de familias, que desafiando los riesgos levantaron ranchos y cambuches ante la vista de todos y la presencia de la Policía, que tiene un CAI a menos de 200 metros.

En los sectores; Marlinda en La Boquilla, la Unión en el caño Juan de Angola, Sinaí, 20 de Julio, San Bernardo, Pablo VI, República del Caribe y demás sectores de las faldas del cerro de la Popa se requiere una gran inversión económica para salvaguardar la vida de sus habitantes, debiéndose presentar proyectos de reubicación ante las autoridades nacionales para la obtención de recursos.

Es hora de fortalecer a la Oficina Asesora de Gestión del Riesgo y Desastres de Cartagena, dotándola de competencias y recursos que le permitan desarrollar acciones que desactiven las catástrofes naturales que hoy amenazan la vida de miles de cartageneros como: las inundaciones o la remoción en masa de terrenos y demás peligros ocasionados por los fenómenos del cambio climático. Dependencias como Corvivienda, con el apoyo de la Policía Mecar, tienen un gran reto para dar soluciones a esta problemática.

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