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¡Miércoles!

Por: Freddy Machado

Si en el barrio Crespo -en Cartagena- colapsa el alcantarillado, es deber de las autoridades Distritales buscar una solución urgente, no solo por el impacto que genera ver rodar las tapas de las alcantarillas bajo la fuerza de las aguas residuales en búsqueda de un nuevo curso sino ante el temor de una emergencia sanitaria, determinada por este invierno tan extenso.

El paisaje es nauseabundo. Está a la vista de los turistas nacionales y extranjeros que nos visitan, los que hacen uso del terminal aéreo ubicado en ese mismo sector de la ciudad. Los empresarios del turismo ya deben estar notificados y también están invitados a sumarse a esta cruzada en favor de los vecinos de Crespo.

Los constructores y los futuros compradores de inmuebles en Crespo también están advertidos. El alcantarillado de Crespo colapsó y la evidencia corre libre y rauda al final de la calle 70 -avenida principal- hasta los alrededores de la Meta del Ciclista y también en la carrera 7a. Lo peor es que en el lote donde funcionaba el colegio Cristo Rey, ahora se alza imponente una mole de concreto de 15 pisos -un barrio completo- que seguramente se conectará al antiguo sistema de alcantarillado.

Insistimos, el alcantarillado no fluye como debe ser. El alcantarillado es un caos.

El hecho, como le consta a los vecinos, no es nuevo. Muchos residentes y administradores de edificios de Crespo han documentado sus quejas desde hace varios años. El Distrito y la entidad encargada del servicio -Aguas de Cartagena- han ignorado tales reclamos. Es más: “se tiran la pelota” pues nadie asume la responsabilidad ante la necesidad una ampliación.

La nueva realidad del barrio, por el crecimiento de la población, impone un nuevo orden.

Y, es absurdo que el Distrito continúe con la estrategia “sorda” de mantenerse en silencio ante tan compleja problemática. Los ciudadanos no pagan un servicio público de alto costo para no recibir una prestación optima. Muchas familias con hijos menores están expuestas por razones de salubridad. Crespo se está quedando -“literal”, como dicen los pelaos ahora-, “con los crespos hechos” pues pasan los inviernos que desnudan las flaquezas del alcantarillado y nada que se normaliza el servicio.

No está demás decir que soy vecino de Crespo y que me duele el escenario pues sufro en carne propia el caos que describo. Los años pasan, y en vez de soluciones siguen germinando edificios en todas las calles del barrio pues se siguen autorizando más construcciones. Sin embargo, también guardamos la esperanza de que se esté cocinando la tan añorada “ampliación” pues ya se vienen las protestas (y espero que me llamen para acompañarlos). Bueno, la suerte de Crespo está en manos de una dirigencia que nos ha dejado todos estos años “con los crespos hechos” y no precisamente viendo un “chispero” sino un miercolero…